Paradojas de la vida. Si hablara con el mago de la lámpara le pediría ser durante unas horas Geoff Emerick
para descargar el disco duro de su memoria, plagada de recuerdos
juveniles en los que aparecen cuatro veinteañeros de Liverpool
enfrascados en sus genialidades. El autor de El sonido de Los Beatles, horrible apaño hispano que destroza el original Here, There and Everywhere
de la edición británica, fue ingeniero de sonido del grupo más famoso
del siglo XX entre 1966 y 1969. Vivió el giro copernicano de Revolver, la consagración del Pepper, las disputas del White Album y la rúbrica del Abbey Road,
siendo pieza clave y fiel observador del auge que precipita la belleza
de una decadencia gloriosa, inigualable por su anomalía, como si los
discos no sufrieran los lógicos desencuentros propiciados por la madurez
de George, Paul, John y Ringo.
La mirada de Emerick es nostálgica, como
si quisiera reflejar un tiempo perdido que nunca volverá. Da en el
clavo porque su narración produce empatía con el lector, ansioso por
aprender anécdotas que por su trascendencia adquieren carácter
histórico. El libro es un viaje a una Arcadia mitificada que marca el
ritmo evolutivo de la sociedad en los sesenta. En Abbey Road la magia
surgió por imperativo. Cuando el autor del volumen que nos concierne
ingresó en EMI todos sus empleados debían vestir acorde con los
requisitos de la cadena laboral. Camisa blanca y pantalón negro para
perpetuar un orden de falso comunismo en la pirámide capitalista de la
música. Los discos se vendían con otra intencionalidad. Los artistas
eran estrellas con limitaciones horarias y profesionales en las que el
endiosamiento pop aún no había cobrado su dimensión actual. En este
sentido el flechazo entre nuestro protagonista y su foco de atención es
significativo. The Beatles en 1962 eran unos pipiolos que sólo
ostentaban frescura a raudales, sin más. El trato que recibían era el
propio de quien es contratado para desarrollar su empeño estipulado en
un papel. Tocar, grabar y a casa. Gracias.
Para cualquier aficionado devoto a los de Los Fab Four El sonido de los Beatles
es un libro que no puede faltar en su estantería. Contiene
informaciones de alguien que vivió el septenio dorado desde dentro, por
lo que los datos, pese a su necesaria subjetividad, transmiten más, lo
que se palpa en cómo Emerick nos cuenta las cosas. Es de agradecer que
algunas editoriales españolas, y no precisamente las de más renombre,
publiquen lo esencial de la bibliografía sobre el conjunto. Pasito a
pasito los huecos van llenándose, pero seguirán con la abundancia de los
de Blackburn, Lancashire, hasta que no veamos en nuestro país volúmenes
del calibre de Revolution in the head de Ian MacDonald, The Complete Beatles Recording Sessions de Mark Lewisohn o Many years from now de Barry Miles.
Jordi Corominas i Julián
Revista de Letras