domingo, 8 de febrero de 2015

Restaurando el órgano de la iglesia - 1ra parte -



En la parroquia San José Obrero de José C. Paz “duerme”, en un rincón del confesionario, un órgano HARMONIPHON. Y yo me he propuesto despertarlo.

 

    Todos sabemos que en durante muchos siglos el órgano de tubos primó en la liturgia de los credos cristianos, especialmente en la iglesia católica. En templos grandes, basílicas y catedrales se construyeron órganos enormes con un complejo sistema que asignaba varios tubos a la misma nota y que luego el instrumentista podía combinar para lograr distintas sonoridades y gran volumen. En los templos más pequeños se usaba el armonio, instrumento derivado del órgano de tubos, y que contaba con un fuelle que el organista debía accionar con sus pies mientras tocaba. Este instrumento contaba con un sistema de lengüetas que reemplazaba a los tubos y obviamente abarataba su costo. En el s. XX un físico alemán logró obtener tonos musicales a partir de un sistema electroestático llamado ruedas tonales o “tonewheels”. A partir de ese principio se comenzaron a construir instrumentos de teclado que funcionan con electricidad y que logran sonoridades nuevas y fascinantes.  


    Nuestro órgano HARMONIPHON es justamente un órgano electroestático que funciona a partir del sistema de ruedas tonales, posee un sistema de amplificación y tiene un parlante tipo “Leslie”, es decir giratorio, que simula el sonido de los antiguos órgano de tubos. Estuvo en uso hasta 1980, cuando después de una reforma que se le hizo al templo se lo quito del lugar que ocupaba y se lo llevó al confesionario. Allí estuvo hasta el año 1995 cuando se decidió repararlo, y aunque el trabajo nunca se terminó el técnico reparó la mayor parte del sistema. Este año nos hemos propuesto ponerlo en marcha nuevamente. Por el momento lo he limpiado y comprobamos que el sistema enciende. En futuras entradas les contaré la evolución de este proyecto. Recuperar un instrumento musical: esa es la tarea.


Mr. ArzNova