sábado, 1 de agosto de 2015

El precio de ser el mejor



Mucho se ha escrito sobre Charly García. Libros, notas, reportajes, opiniones. Pero el verdadero artista se descubre únicamente en sus trabajos discográficos.

 

  


 La primera vez que escuché la música de Charly García me quedé sin respiración. Desde mis 13 años no podía creer que fuera posible que una persona tuviera dentro de sí  tantas melodías, tantas armonías, tanta música. Durante toda mi niñez había escuchado a mis mayores decir: “ese loco se baja los pantalones en el escenario”. Para mí era un chiflado que se pintaba el bigote de dos colores. Claro, como el niño que era, lo que se decía en casa era real. ¡Cuánta ignorancia! Por eso cuando escuché por primera vez la música de ese “chiflado” me quedé sin palabras... No podía ser que una persona fuera de sus cabales hiciera la música que yo estaba escuchando. 


    A partir de ese momento mi avidez de música me llevó a buscar, investigar, comprar o conseguir y todos los trabajos discográficos que fuera posible. En una época sin internet los cassettes se podían copiar, pero conseguir una grabación decente y en buen estado era todo un problema. Gracias a una enorme suerte, el primer trabajo que escuché de Charly fueron las canciones que hizo con Sui Generis. De ahí en más todo fue descubrir, para mí,  la evolución musical de Charly. Ha pasado mucho tiempo desde ese 1990 cuando escuché por primera vez “Canción para mi muerte”, pero el proceso de descubrimiento no ha terminado, con la enorme ventaja que me dan la independencia de pensamiento y mi formación musical.


    Toda la carrera de Charly es una constante superación de lo anterior. Cualquier persona que escuche con atención los discos de Sui Generis podrá observar que el nivel de elaboración de “Vida” no es el mismo que “Pequeñas anécdotas sobre las instituciones”. Lo maravilloso de Charly es que cada nuevo trabajo supera al anterior pero no lo opaca, no le quita mérito. Y así pasa con La máquina de hacer pájaros, Serú Giran y toda su enorme carrera solista. Ese constante superarse le costó muy caro, un precio que pocos estarían dispuestos a pagar.


    El mismo año que yo “descubría” quien era realmente Charly García, él estaba preparando lo que para mí fue su “Everest” musical. El trabajo en donde se nos daría a conocer maduro, altamente perceptivo, con un conocimiento y un manejo de la melodía, la armonía y el ritmo inéditos en el denominado “rock nacional”. La etapa iniciada en 1987 con “Parte de la religión”, la que se prolongó a través de “Cómo conseguir chicas”, concluye en 1990 con “Filosofía barata y zapatos de goma”. Esa increíble y enorme producción musical. 


    De ahí en más los proyectos de Charly iban a verse de una u otra manera truncados o entorpecidos y estropeados, incluso por él mismo. Sólo para ilustrar la idea, nombro a los dos proyectos que siguieron a “Filosofía”: “Tango 4”. Disco que oportunamente iba a ser grabado por Pedro Aznar, Gustavo Cerati y Charly (Se iba a llamar Tango 3, pero los proyectos de Soda Stéreo hicieron que Gustavo no pudiera ser de la partida); y la reunión de Serú: Un disco en estudio, una gira de cuatro shows, y un disco doble en vivo que terminó de mezclarse en 1993. Los conciertos dejaron mucho que desear; Charly parecía haber perdido el interés sobre el escenario y saboteó, quizá sin darse cuenta, el mágico momento del reencuentro. 


    ¿Qué pasó? ¿Lo que vino después fue una carrera en bajada al delirio musical? ¿Finalmente la vida de excesos terminó con la creatividad? Sinceramente no lo creo.
Pienso que él decidió irse. ¿Qué hacer con un talento extremadamente más sensible que el del ser humano promedio? ¿Qué hacer con un oído que logra escuchar la nota exacta de una bocina de un automóvil, viviendo en el medio de la ruidosa ciudad? ¿Qué hacer si él ve, pero nadie quiere entender lo que anuncia de una manera espeluznantemente cierta? « ¿Será como yo lo imagino o será un mundo feliz? » « Estamos en la tierra de todos, en la vida. Sobre el pasado y sobre el futuro, ruinas sobre ruinas…» «El silencio tiene acción, el más cuerdo es el más delirante» «No conozco a nadie, y todos saben de mi, pero es así… fantasy es ilusión porque nunca hay nadie alrededor» ¡SAY NO MORE!


    Se construyó un lugar a su medida. Un mundo paralelo que actuaba como un refugio de la mediocridad cotidiana. El nombre de “no digas más” podría interpretarse como un pedido desesperado de un ser en extrema agonía: ¡por favor, cállense!


    De alguna manera no puedo dejar de compararlo con otro extraordinario creador, cuya desilusión generada por la traición de “su líder libertador” lo empujó a aislarse de la sociedad que lo había decepcionado. Cuando en 1804 Napoleón se auto proclama emperador, Beethoven borra el titulo de su sinfonía nº 3 que se llamaba “Bonaparte”, y la re bautiza “Heroica”. A partir de ese momento incipiente sordera, que ya había comenzado en 1801, se acelera de una manera tal que los últimos años de su vida estuvo encerrado en su propio silencio perpetuo.


    Charly no se quedó sordo, pero sin duda esa realidad paralela que él llamó “say no more”, fue su manera de escaparse. Fue el fabuloso precio que pagó por ser el mejor. Es cierto que su actual estado de salud es una consecuencia de sus adicciones y de una vida desordenada, pero ¿no es acaso esa actitud de autodestrucción una manera de consumación? 


Mr. ArzNova