LA GENIAL FACULTAD DE UNO DE'CADA 1.500 MÚSICOS
PARÍS (AFP). Un equipo de neurobiólogos descubrió que el llamado “oído absoluto” -que permite y permitió a unos poquísimos músicos geniales conocer una nota o las que componer un acorde- corresponde a una particularidad del cortex, generalmente hereditaria.
Esta investigación divulgada por la revista "Nature", fue realizada en Alemania por científicos del departamento de neurología del Beth Israel Hospital de Boston (EE.UU.), y contó con la colaboración de unos 60 músicos, de los cuales 11 fueron reconocidos como casos de "oído absoluto".
Desde hace tiempo, la comunidad científica suponía que
los músicos superdotados, capaces de identificar una frecuencia de hasta 16
notas por segundo -separadas o no- poseían una particularidad sumamente rara Y
si bien la investigación no logró explicárosla singularidad, la localizó.
Mientras que en el hombre común y
corriente, es el hemisferio cerebral derecho el que intenta reconocer una nota
de música, en el músico con el oído perfecto, la zona equivalente se ha
hiperatrofiado en el cerebro izquierdo. Precisamente, los estudios se
realizaron sobre esta zona cerebral para evaluar esta lateralización, por
medio de resonancia magnética.
Sin embargo, no todo es cuestión de contexturas, ya que el estudio demuestra que si el oído no es estimulado y cultivado desde la niñez, tiene tendencia a desaparecer con la edad.
Los científicos consideran que el "oído perfecto" es un don rarísimo. Grandes músicos, como Vladimir Horowitz, trabajaron toda la vida para lograr identificar las notas, sin lograrlo. Mientras que otros, entre ellos Wolfang Amadeus Mozart, gozaron de este regalo desde que nacieron.
Uno de los especialistas que más se
interesó en este raro talento fue el psiquiatra norteamericano Joseph Profita,
que descubrió a los! cinco años su oído absoluto, y se enamoró de la música.
Según sus estudios, uno de cada 1.500 músicos goza del "oído absoluto".
Para los que lo heredaron es una fuente de placer
increíble, pero también de sufrimiento, ya que cualquier nota en falso suma al
poseedor del oído perfecto, en el peor de los tormentos.