domingo, 31 de julio de 2016

Ionisation


En 1924 el compositor Francés Edgar Varèse (1883-1965) escribe Ionisation para instrumentos de percusión. Es una pieza orquestada para trece ejecutantes que tocan diversos instrumentos de percusión y un piano que es tocado también de manera percusiva. Los instrumentos son platillos chinos, tam-tam de varios tipos, bombo, timbales, redoblante, triángulo, maraca, bloques de madera chinos, sirena aguda, sirena grave, sonajas, platillos suspendidos, yunque, palillos, tamborcillo, clave y maderas golpeadas. La obra Ionisation es de unos 6 minutos de duración y en ella intenta expresar justamente con la percusión la fuerza interior del átomo.


Mr. ArzNova

jueves, 21 de julio de 2016

El sonido




El lenguaje musical existe desde que existe la música. Ésta es un lenguaje porque se hace como expresión y comunicación. El mundo está lleno de sonidos. La naturaleza habla a los que hacen silencio. El sonido es un elemento indispensable para la música.
El lenguaje hablado y escrito, y otros como el matemático, necesitan para su realización signos y por medio de ellos se representa el concepto, la idea, ya acústica, ya visual o plásticamente por medio de combinaciones, variaciones o permutaciones diversas.
Todos estos lenguajes, han de conocerse si se quieren entender. Sabemos que la música actúa de manera muy directa sobre la sensibilidad del ser humano y puede gozarse de ella sin conocer parte de su lenguaje, pero no es menos cierto que el conocimiento nos acerca mejor a una audición inteligente.
Una persona «pretendidamente culta» debe tener someros conocimientos musicales que le sirvan como preparación para escuchar y disfrutar mejor de la música y en ocasiones, incluso, para poder participar activamente haciendo música.


¿Puede existir el mundo sin sonido?

Imaginemos que no hay nada en torno a nosotros. Hacé, si podés, un profundo silencio… de pronto ¡Comienza la vida en el universo! Empieza todo a moverse: los planetas, todo lo que existe en este o en otros universos… y comienza a vibrar ¡NACE EL SONIDO!

¿Qué es lo que produce el sonido?

La vibración de los cuerpos. El sonido se transmite a través del aire, del agua o de otros cuerpos, por medio de lo que conocemos como ondas sonoras.
Cuando las vibraciones pueden medirse y se hacen con una frecuencia regular, se producen sonidos musicales que pueden representarse con notas. Si las vibraciones son irregulares y muy difíciles de medir, estamos en presencia de lo que llamamos ruido.

domingo, 3 de julio de 2016

San Isidoro Obispo de Sevilla


San Isidoro de Sevilla (óleo de Murillo)

En el capítulo XVII del libro III de las Etimologías dice: «sin la música no hay disciplina perfecta; nada hay sin aquella. Porque hasta el mismo mundo, se dice, ha sido formado con cierta armonía de sonidos, y el mismo cielo tiene sus evoluciones bajo la modulación de la armonía de sonidos. La música mueve los afectos, provoca de diversas maneras el hábito del sentimiento. La música dulcifica el alma y el canto alivia la fatiga de todos los quehaceres. Templa la música los ánimos excitados, como se lee de David, que con el arte musical arrancó a Saúl el espíritu inmundo. La música aplaca a las bestias y hasta todo lo que hablamos y nuestra conmoción interior reflejada en el pulso, bien se ve que se asocia por el ritmo de la música a la virtud de la armonía».


San Isidoro de Sevilla
 
 

domingo, 12 de junio de 2016

La música el lenguaje del amor


    No puedo admitir vuestra opinión de que la música no puede expresar en modo alguno los sentimientos del amor. Por el contrario, es la única capaz de realizarlo. Usted dice que son indispensables las palabras. Pero la palabra no basta, y precisamente donde aquella es impotente, se presenta la música con un lenguaje más elocuente. Cuando los poetas en forma recurren a esta forma para expresar su forma para expresar el amor, usurpan un papel que pertenece exclusivamente a la música. Las palabras en forma de poesía dejan de ser simples palabras para convertirse en música.





Correspondencia de Tchaikovski con Nadezhda von Merck, Moscú 1935

lunes, 30 de mayo de 2016

El piano en Liszt



El piano es para mí como la fragata para el marino, o el corcel para el árabe, y mucho más; porque en el que tenido hasta hoy mi palabra, mi vida y un íntimo depositario de todo cuanto agitó mi cerebro. Para mí es enorme la importancia del piano; me tiene atado por cadenas que no podría romper jamás. en mi opinión, ocupa el más alto puesto entre la numerosa familia de los instrumentos musicales. Es el más completo de todos y el único que progresa y se perfecciona cada día. Su extensión es de más de siete octavas, sobrepasando, pues la de la orquesta. Los diez dedos de un hombre bastan para manejar este rico material sonoro, mientras que la orquesta necesita del esfuerzo de cien ejecutantes. Se pueden imitar en él los acordes del arpa, cantar como los violines, hacer estacatos, ligar y ejecutar sobre el mismo, cientos de ataques que antes no era posible sin el auxilio de numerosos instrumentos. Además el piano tiene más que ningún otro instrumento la posibilidad de participar en la vida del hombre, a pesar de sus rasgos tan personales.


Liszt, Gazette musicale, 1837


domingo, 22 de mayo de 2016

Testamento de Beethoven (fragmento)




«…Nacido con un temperamento ardiente y activo, susceptible aun de los deleites de la vida social, he tenido que apartarme prematuramente de los hombres para llevar una vida solitaria … ¿cómo podría haberme resignado fácilmente a la debilitación de un sentido que tenía para mí un valor mucho más alto de que podía tener para otro cualquiera…? ¡Oh, no me era posible tolerarlo! Perdonadme, pues, si vivo apartado de vosotros, cuando mi gusto sería compartir vuestra compañía. Mi desgracia es doblemente dolorosa, viendo que es el motivo de que no se me comprenda. No puedo encontrar goce en las relaciones humanas, ni en las conversaciones, ni en las mutuas efusiones con mis semejantes. Debo de vivir en la soledad más espantosa. Cuando me acerco a una tertulia me sobrecoge el angustia de que puedan advertir mi sordera… ¡qué humillación para mí cuando alguien escuchaba a lo lejos una flauta, cuyas notas yo no podía oír, cuando no podía escuchar el canto del pastor que otros lograban oír! Estas desgracias me llevaron al borde de la desesperación.


¡Oh Dios, que ves en el fondo de mi corazón, que sabes de mi amor hacia los semejantes y el anhelo que tengo de hacer bien! Los que algún día leáis esto, pensad que habéis sido injustos conmigo y que el hombre que parecía tosco y rudo fue un desgraciado que, a pesar de todas las trabas de la naturaleza, hizo cuanto pudo para ser digno de la alta misión del artista y del hombre…»

Ludwig van Beethoven